Docencia compartida: una apuesta ética por la inclusión

Hay algo profundamente transformador en enseñar acompañada, del mismo modo, que hay algo profundamente mágico al compartir mirada, camino y lenguaje.

Compartir el aula es mucho más que una cuestión organizativa y estructural. Compartir no es sinónimo de repartir contenidos, tareas o tiempos, o incluso dividirlos a partes iguales. Compartir el aula implica compartir la mirada, poner el foco en lo común sin renunciar a lo diverso, dejar de sentir, vivir y sostener la educación en soledad para empezar a construirla desde la corresponsabilidad. Y por eso es una apuesta ética.

La docencia compartida es uno de los temas que más abordo últimamente, y te puedo asegurar, que cada vez que trabajo este tema, surge una mezcla de entusiasmo y vértigo a partes iguales. De forma que quienes trabajan así y reconocen su potencial, no disimulan su pasión. Pero el vértigo aparece también, y es muy lícito. Surgen entonces las dudas, algunas resistencias y muchas preguntas que no debemos silenciar y merecen ser escuchadas.  ¿Cómo planificamos juntas con tan poco tiempo? No tenemos tiempo para ello ¿Y si no compartimos la misma visión? No tengo un sentimiento de confianza igual con todos mis compañeros y compañeras ¿Cómo evitar jerarquías? Yo entro en el aula y siempre me dice lo que tengo que hacer ¿Y si no me siento cómoda?

La docencia compartida con sus luces y sombras es una estrategia que facilita y promueve la inclusión. No es una receta mágica, no lo resuelve todo, pero abre puertas y nos permite avanzar.

La docencia compartida es mucho más que dos docentes en el aula. Son dos docentes de codiseñan juntos espacios más justos, donde la pedagogía del cuidado y del encuentro sea la base.

Como define Teresa Huguet (2008), se trata de “una colaboración profesional entre dos o más docentes que trabajan conjuntamente en el mismo grupo clase, compartiendo la planificación, la implementación y la evaluación de la enseñanza, con el objetivo de mejorar la atención a la diversidad y favorecer la inclusión educativa.”

¿Cuál es el papel en esta transformación?

  • Administración. Garantizar las condiciones estructurales con recursos, pero también las condiciones estructurales para disponer de tiempos y espacios para la coordinación docente.
  • Equipos directivos. Favorecer que la docencia compartida esté alineada con la inclusión y diseñar planes de formación en centro sobre el tema.
  • Profesorado. Asumir que el reto de enseñar en codocencia es un compromiso ético.
  • Orientación. Cuestionar estructuras y acompañar desde la cultura del apoyo individual al modelo de corresponsabilidad.

¿Qué nos dicen nuestros estudiantes?

El alumnado nos dice que cuando hay dos docentes en el aula, el mensaje es más claro, que aprende de manera más sencilla, que recibe atención de forma continua en el aula y que se sientes más a gusto y presta más atención (Triana & Armengol, 2022)

La docencia compartida no es duplicar esfuerzos, es multiplicar oportunidades. Es transformar el aula y la escuela en un espacio más justo. ¿Empezamos?

Trabajos citados

Huguet Comelles, T. (2008). Aprender juntos en el aula. Graó.

Triana, B. & Armengol, C. (2022). La docencia compartida desde la mirada del alumnado. Impuls Educació.